Los pasivos se clasifican en diferentes tipos según su naturaleza y el plazo para su liquidación. Los principales tipos son pasivos corrientes (obligaciones a corto plazo, como cuentas por pagar y préstamos a corto plazo) y pasivos no corrientes (deudas a largo plazo, como hipotecas y bonos). Esta clasificación es importante para entender la estructura financiera de una empresa y su capacidad para cumplir con sus obligaciones financieras.